Entrevista al Dr. Ýlvaro Pascual-Leone
Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?
Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.
Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.
“Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega”
AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?
APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.
Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública. Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.
APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.
AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?
APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.
Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.
Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores. No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.
Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma
AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?
APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.
“Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas”
AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.
Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.
Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.
AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?
APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.
AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.
APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta. Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.
AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?
APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.
“El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”
AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?
APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza. Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.
AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?
APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.
AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?
APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …
AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?
APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es imposible. No vamos a poder volver y es bueno que no podamos volver. Creo que el reto es cómo, con
Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?
Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.
Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.
“Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega”
AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?
APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.
Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública. Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.
APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.
AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?
APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.
Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.
Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores. No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.
Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma
AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?
APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.
“Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas”
AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.
Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.
Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.
AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?
APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.
AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.
APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta. Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.
AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?
APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.
“El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”
AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?
APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza. Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.
AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?
APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.
AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?
APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …
AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?
APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es imposible. No vamos a poder volver y es bueno que no podamos volver. Creo que el reto es cómo, con
Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?
Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.
Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.
“Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega”
AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?
APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.
Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública. Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.
APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.
AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?
APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.
Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.
Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores. No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.
Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma
AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?
APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.
“Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas”
AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.
Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.
Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.
AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?
APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.
AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.
APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta. Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.
AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?
APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.
“El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”
AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?
APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza. Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.
AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?
APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.
AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?
APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …
AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?
APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es imposible. No vamos a poder volver y es bueno que no podamos volver. Creo que el reto es cómo, con
Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?
Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.
Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.
“Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega”
AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?
APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.
Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública. Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.
APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.
AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?
APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.
Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.
Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores. No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.
Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma
AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?
APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.
“Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas”
AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.
Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.
Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.
AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?
APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.
AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.
APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta. Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.
AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?
APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.
“El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”
AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?
APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza. Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.
AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?
APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.
AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?
APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …
AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?
APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es imposible. No vamos a poder volver y es bueno que no podamos volver. Creo que el reto es cómo, con
Entrevista al Dr. Manel Esteller
Entrevista al Dr. Manel Esteller

Conversem amb el Dr. Manel Esteller, director del programa d’Epigenètica i Biologia del Càncer a l’IDIBELL i director de l’Institut de Recerca contra la Leucèmia Josep Carreras, sobre la situació de la recerca al nostre país.
Com a investigador català amb una important trajectòria internacional, com situa Catalunya i Espanya en el mapa mundial pel que fa a la recerca?
La recerca que es fa a casa nostra té una qualitat superior a la que hauria de tenir pels recursos que s’hi destinen, degut a l’excel•lent formació i a l’existència d’una llarga tradició de bona investigació en certes àrees, com per exemple en la biomedicina. A tot això, cal afegir que a Catalunya hi ha hagut una clara aposta, dins dels estrets marcs competencials i financers, per continuar donant suport a la recerca.
En el #debatAmicsdelPaís en el que va participar, va dir que Catalunya necessita millorar en transferència de coneixement. Quines mesures creu que caldria implementar per solucionar aquesta situació?
Clarament, necessitem millorar la formació de professionals de la transferència del coneixement. De la mateixa manera que exigim als nostres investigadors un bon currículum i uns bons plans de futur, hem de demanar aquest mateix grau de solvència professional a aquells professionals que hauran d’acompanyar i donar suport a la transformació de coneixement en riquesa. A més, cal augmentar el teixit industrial del país.
Tal i com va afirmar en el #debatAmicsdelPaís el passat desembre, gràcies a la recerca el càncer pot esdevenir una malaltia crònica. Creu que la nostra societat és conscient de la importància de la ciència i la recerca per al progrés del país?
Els metges i els científics són ben valorats per la societat en les enquestes d’opinió. La clau de la qüestió és que cal convèncer els politics i gestors públics que la recerca és un actiu per a un país avançat.
Quines mesures creu que s’han d’impulsar per incrementar l’interès i la vocació dels joves cap a la investigació i la recerca?
No podem perdre cap talent per motius econòmics. Hem de protegir-los amb contractes de formació en etapes primerenques. I posteriorment, posar a disposició, d’aquells que hagin demostrat la seva vàlua, els mitjans necessaris per tal que puguin desenvolupar les seves idees.
Creu que una llei de mecenatge inspirada en la llei francesa seria un impuls per al finançament de la recerca?
Seria un bon començament. Hem de fer aflorar diner negre o diner invisible donant-li una sortida avantatjosa a nivell fiscal perquè serveixi per incrementar els recursos d’una societat que volem que sigui del coneixement.
Josep Maria Pujol: ‘La Nit és fantàstica si contagia un missatge d’optimisme enmig de moments d’oportunitats’
Josep Maria Pujol: ‘La Nit és fantàstica si contagia un missatge d’optimisme enmig de moments d’oportunitats’

Ficosa és un grup multinacional dedicat a la recerca, el desenvolupament, la producció i la comercialització de sistemes i components per a automòbils, vehicles comercials i vehicles industrials. Fundat el 1949, té la seva seu central a Barcelona i està present amb centres productius, centres d’enginyeria i oficines comercials a 19 països d’Europa, Amèrica del…
Pregunta. Ficosa va ser pionera a Espanya en l’aposta per a la internacionalització, instal•lant-se als anys 70 a Oporto. Què ha significat per a Ficosa aquesta estratègia, actualment consolidada?
Josep Maria Pujol. L’anada a Portugal,el nostre primer pas cap a la internalització, va ser pura inspiració. En aquell temps teníem delegacions a Madrid, València, Sevilla i Vigo i, un dia, tenint davant meu un mapa de la Península Ibèrica em vaig dir: “Som aquí, aquí i aquí” i, sorprès, em vaig preguntar a mi mateix: “I a Portugal, per què no?” I vaig contestar-me: “Perquè és un altre país” i, per tant, no es podria tractar com a una delegació més. Allò exigia un nou enfocament: en primer lloc trobar l’home (com sempre, però en aquest cas portuguès); en segon lloc, considerar la cultura dels portuguesos; i finalment, atorgar llibertat i responsabilitat. Aquesta cultura, que es va establir a Portugal i amb notable èxit, va marcar el camí de la futura internacionalització de la nostra empresa.
P. Viladecavalls acull des de fa anys el centre d’R+D que coordina la xarxa de centres tècnics que la companyia té actualment a diferents països del món. Per què Ficosa va apostar pel Vallès? Quines avantatges té aquest territori i com les hem de potenciar?
JM P. No vam apostar pel Vallès (de fet el nostre centre Tecnològic ja estava al Vallès Oriental,a Mollet) en realitat va ser Viladecavalls que va apostar per Ficosa. Encara que s’ha de reconèixer que el Vallès, en el seu conjunt, és el centre tècnic-productiu més important de Catalunya.
P. L’aposta per a la innovació i les noves tecnologies ha estat molt rellevant durant la llarga trajectòria empresarial de Ficosa, aprofitant sinergies entre centres de recerca i universitats. Quines són les fortaleses i quines les debilitats de l’ecosistema tecnològic a Catalunya?
JM P.La innovació i les noves tecnologies ha format sempre part del nostre ADN empresarial que, naturalment, ha anat “in crescendo” amb el nostre creixement. Si no hagués estat així, avui no existiríem.
Les fortaleses són, al nostre país, genètiques: som emprenedors i creatius. La nostra debilitat? L’individualisme. Ens agrada anar cadascú a la nostra en lloc d’unir i sumar esforços.
P. El sector de l’automòbil es troba enmig d’una transició per assolir amb èxit els reptes de connectivitat, eficiència i seguretat. Quin paper pot jugar Catalunya en el lideratge d’un nou paradigma de la mobilitat?
JM P. El sector de l’automòbil patirà uns canvis tecnològics sense precedents i el futur per a Catalunya, si som fidels a la nostra cultura, ens pot deparar grans èxits.
P. Finalment, com valora la iniciativa de la Nit del Cercle d’homenatjar el teixit industrial català i llençar un missatge d’optimisme enmig de moments d’incertesa?
JM P. La iniciativa de la Nit del Cercle és fantàstica si contagia un missatge d’optimisme enmig de moments jo no diria d’incerteses sinó d’oportunitats.
Ramon Trias: ‘El premi Nit del Cercle el visc com la millor recompensa a l’esforç realitzat, els riscos assumits i la participació en el creixement del país, doncs la motivació per aquesta aventura empresarial no ha estat sols material, sinó també moral’
Ramon Trias: ‘El premi Nit del Cercle el visc com la millor recompensa a l’esforç realitzat, els riscos assumits i la participació en el creixement del país, doncs la motivació per aquesta aventura empresarial no ha estat sols material, sinó també moral’

AIS Group és una empresa de consultoria estratègica, financera i tecnològica que es va fundar el 1987. La seva especialitat és la de sistemes de suport de presa de decisions basats en la modelització estratègica (previsió) i matemàtica (optimització). Una de les principals línies de negoci és la gestió del risc de crèdit per al…
Pregunta. AIS es va fundar el 1987. Des d’aleshores, s’han travessat situacions econòmiques diverses. Quina ha estat l’estratègia d’AIS per adaptar-se a les condicions de cada moment i créixer fins a l’actualitat?
Ramon Trias. Per una banda, la flexibilitat i la capacitat d’adaptació tant en l’oferta com en la zona d’influència. Diem que tenim una empresa amb ales d’arquitectura variable. Ens hem esforçat molt per transformar-nos quan ha estat necessari. Per exemple, quan la crisi del tequilazo mexicà del 94-95 vàrem convertir la nostra delegació de Mèxic en una fàbrica i vam dur a terme una forta acció comercial a la regió, el que ens va fer prendre una bona posició al Carib. El corralito argentí ens va portar a fer el mateix en els països propers, aconseguint així una bona posició a Xile i a Perú, tant que vam obrir noves oficines després a Santiago. En la mateixa línia, l’adaptació també l’hem aplicat als productes que oferim. Per exemple, en moments de crisi com el de Mèxic, en lloc de sistemes per avaluar crèdits, que ja no se’n concedien, vam desenvolupar sistemes per optimitzar la distribució de diners als caixers i oficines que, amb un interbancari que algun dia va ultrapassar el 32%, va ser un servei que produïa molt de valor als grans bancs mexicans. Aquesta filosofia encara avui l’apliquem.
També la innovació ha estat i és una de les nostres màximes. Des que vam introduir els sistemes d’avaluació automàtica de crèdits a la banca espanyola als 80, sempre hem intentat avançar-nos a les necessitats dels diferents mercats on treballem. Hem desenvolupat sistemes i metodologies pioneres per temes com stress testing o planificació estratègica de la banca. Hem diversificat cap a d’altres sectors i estem actualment apostant per créixer en temes de big data i analítica de màrketing. De fet, hem creat una gran base de dades anomenada Habits Big Data que segmenta la societat espanyola i catalana en funció de les seves dades sociodemogràfiques i econòmiques i que té un enorme potencial per gestionar xarxes comercials, distribució de productes, fer campanyes promocionals ben dirigides i, en definitiva, aconseguir un increment del negoci amb accions d’una alta rendibilitat.
P. Actualment, quina és la seva opinió respecte la situació empresarial a Catalunya? Quines són les fortaleses i quins els elements que hauríem de millorar com a societat?
RT. Tinc la impressió que hi ha un cert desconcert, si més no, un compàs d’espera. L’esperit empresarial el tenim al nostre ADN, però la forma en que es manifesta potser és diferent si ho comparem amb el que vam ser capaços de fer el segle passat. Trobo a faltar aquell flux de capital del món rural a la indústria, que avui podria ser dels fons obtinguts en construcció cap a noves tecnologies en seu sentit més ampli. No manca liquiditat, però trobo a faltar la inversió a llarg termini amb assumpció de risc. Bé és veritat que diferents modalitats de capital risc estan ocupant aquest paper, com fa notar l’economista i periodista Jordi Goula a El Murmuri de la Vanguardia del 29 de juny, però trobo a faltar els grans plans d’inversió derivats de noves estratègies o de desenvolupament en nous mercats.
Si he de cercar una causa de per què no avança amb força, no assenyalaria la crisi. Més aviat diria que és l’època del negoci ràpid, massa polaritzat cap a sectors com la construcció, que quan va bé arrossega activitat a molts altres sectors de l’economia però quan va malament, també n’arrossega, però negativament. Fins i tot diria, en alguns casos, que la crisi ens ha despertat. Hem hagut de recórrer a d’altres mercats, així com a d’altres sectors i formes de produir.
No obstant, també veig que el creixement que estem tenint està potser esbiaixat cap a serveis i distribució. Potser és apropiat per atreure i servir el turisme. Potser és el recurs de persones que han perdut la feina i no troben altra sortida que posar una botiga o anar a fires, aplicant els darrers estalvis familiars o capitalitzant el subsidi d’atur.
Crec que els recursos humans i financers per a un desenvolupament més sòlid de la nostra economia estan al nostre abast, però molts professionals formats estan generant valor fora de la nostra terra. Les fonts de capital i altres fons no estan pas esgotats, però potser hem de regenerar la capacitat d’organitzar i engegar iniciatives en aquest nou món que ens ha tocat viure.
P. Per a una empresa tan intensiva en coneixement com és AIS, quin paper hi juga la gestió dels recursos humans a l’hora d’atraure i mantenir el talent?
RT. La gestió dels Recursos Humans és absolutament essencial, tot i que la forma de dur-ho a terme ha canviat radicalment en aquests gairebé trenta anys. A l’inici, quan vam introduir a Catalunya i a Espanya la utilització d’algorismes per a l’avaluació de crèdits amb una quota de mercat prop del cent per cent, la motivació dels nous vinguts era la d’aprendre uns temes d’innovació que era evident que incrementaven el valor professional dels participants en l’aventura. La formació estava estretament lligada a la pràctica. Fer aquestes aplicacions al llarg i ample de l’Estat, amb companys i alumnes meus d’Esade amb qui teixírem una bona amistat, va ser la política que ens va llençar els primers anys.
Actualment, amb un cert component de “comoditització” d’aquells elements, es competeix no sols pels clients, sinó també pels professionals; i no sols amb les consultores amb qui competim, sinó també amb els propis bancs que han desenvolupat equips de professionals per interioritzar temes tan delicats –i regulats- com l’avaluació i l’evolució del risc. La concentració que hem viscut en el sector fa que la competència hagi esdevingut molt més dura que abans.
Per posicionar-nos en aquest mercat del talent hem desenvolupat una sèrie d’avantatges laborals. Un 12% de la plantilla té voluntàriament i temporalment jornada reduïda per raons familiars, facilitem treballar des de casa, permetem jornada d’horari flexible. També apostem per la formació i oferim classes que milloren el nivell professional –i per tant el valor del nostre equip- de temes tècnics, empresarials i també oferim cursos de lleure, des de Pyton fins a ioga. L’ambient que es respira a AIS és immillorable. Per cuidar-lo, s’ha anomenat una responsable que s’ocupa del progrés professional i del benestar de l’equip.
P. Vostè fa gairebé 30 anys que analitza el sector financer des d’una perspectiva privilegiada. Durant aquests anys, quina evolució ha tingut el sector i quins reptes té de cara al futur per tal de crear valor a la societat?
RT. AIS va començar just quan el propi concepte de crèdit estava canviant, es prestigiava i creixia. Fins ben entrats els 70, l’actitud “lloable” de les famílies era l’estalvi, per preveure imprevistos, per la vellesa o per comprar béns durables, com la casa. Sobretot al primer terç dels 80, s’inicia un canvi en la cultura financera de les famílies i es torna rellevant la compra a crèdit. Per altra banda, el mercat del crèdit hipotecari, més reduït que ara i captiu llavors de les caixes d’estalvi, va créixer amb rapidesa i va començar a ser també servit pels bancs (recordeu que les caixes van arribar a representar el 50% del sector en actius i passius). Paral•lelament, el Fons de Garantia de Dipòsits va anar desenvolupant una estricta regulació per evitar que les entitats anessin evolucionant cap a augmentar el risc per obtenir rendiments més elevats (moral hazard), posant així en perill els diners dels dipositants.
En aquesta fase, el sector financer va tenir un creixement extraordinari. Va transformar la demanda de serveis financers i va transformar també la forma de produir-los, incorporant -com cap altre sector- els avenços tecnològics de la informació: ordinadors que van permetre visualitzar la informació a temps real a les oficines, caixers automàtics i, d’especial interès per a nosaltres, l’ús dels algorismes d’anàlisi de risc per millorar la producció de crèdits, no sols per al control de risc, sinó també per a l’estalvi de recursos, la qualitat del servei que implicava la rapidesa de la resposta, la homogeneïtat de tota la xarxa -fins i tot en moments de canvi de política- i, també, el filtrat de les operacions amb problemes pel banc i per l’acreditat És important fer notar que la banca formal va saber capturar tant els mitjans de pagament com altres operacions financeres, fins i tot instruments que a d’altres economies eren qualificats de desintermediació. Així, els fons d’inversió o fons de pensions van ser treballats per les entitats obtenint-ne ingressos que s’afegien als estrictament financers.
Actualment, estem assistint a una autèntica mutació com a conseqüència de la crisi i també dels profunds i ràpids avenços de la tecnologia: reducció dràstica d’actors a la banca formal, pèrdua de la banca de proximitat al trencar-se vincles familiars -sovint centenaris- amb les caixes, substitució de part de la relació personal per la banca digital, tinença generalitzada de carteres de baixíssima o nul•la rendibilitat real i sovint de mala qualitat risc i competència de la “banca a l’ombra” que connecta estalviadors i inversors. Les estratègies que avui segueix la banca les podem agrupar en quatre cistelles: expansió exterior, finançament de qualitat, comissions per serveis i intermediació en productes i serveis no bancaris.
La gran banca espanyola s’expandeix a l’exterior (sobretot a l’Amèrica Llatina) a finals dels 90, amb inversions “industrials” i millorant el funcionament de les entitats en les que hi participava. A la darrera dècada, la banca reforça la seva posició al mercat interior amb el clar objectiu de capturar i fidelitzar tants clients com sigui possible. La hipoteca és una eina molt eficaç en aquest sentit, amb uns rendiments immediats alts però amb una rendibilitat corrent molt baixa. L’expansió, les facilitats monetàries, la llei del sól i un posicionament a llarg termini ajuden a formar una bombolla que deixa la població molt endeutada i unes carteres poc rendibles i de baixa qualitat de risc en els bancs.
Tot i que els particulars tenen un alt grau d’endeutament, les corporacions es dirigeixen directament al mercat per al finançament, i l’economia deixa moltes empreses delicades o en fallida. Actualment, una part de l’economia està començant a repuntar. La nostra font de set deus, el turisme, així com l’alimentació i begudes, l’automòbil i, de nou, la construcció estan suportant el creixement. No obstant, en una altra dimensió, hi ha les start up tecnològiques, sovint nascudes prop de la universitat i molt recolzades pel sector públic. No ve pas de nou que en aquest context, el problema de la banca no és l’obtenció de fons – recordem la política de “Quantitative Easy” del BCE- sinó la “captura” de clients apropiats, amb alta qualitat i rendibilitat, el que es tradueix en PiMEs amb futur i bona salut.
Tampoc sorprèn a ningú que el tercer cistell siguin les comissions per a serveis, ja que les baixes taxes d’interès i la debilitat de la demanda de crèdit ha reduït molt la font principal de guanys per marge financer. Els mitjans de pagament, els fons de pensions i els fons d’inversió, així com els serveis de banca personal o les comissions per manteniment han esdevingut una altra font d’interès no pas contradictòria amb l’estratègia de fidelització mitjançant la difusió d’hipoteques prèvia a la crisi.
No lluny de l’apartat anterior hi ha la intermediació en productes no bancaris. Les entitats estan potenciant cada cop més la col•locació de productes que van des d’assegurances fins a la venda de béns de consum finançats com smart phones, per exemple.
I el darrer conjunt estratègic, no pas el menys important, és la transformació de les entitats en banca digital, amb tres objectius: reduir el cost operatiu –per tant, tancant oficines i reduint personal–, atreure als nous segments de la població (com els millenials) i competir amb els nous actors: fintechs, crowdfunding i crowdlendig; és a dir, la “banca a l’ombra”, que té inferiors costos operatius i regulatoris. Una peça fonamental en aquest entorn són les eines de Big Data i d’Intel•ligència Artificial per a la detecció de necessitats de clients, selecció i avaluació de risc.
P. Finalment, com valora la iniciativa de la Nit del Cercle d’homenatjar el teixit industrial català i llençar un missatge d’optimisme enmig de moments d’incertesa?
RT. En primer lloc, he d’expressar un sincer agraïment. He de confessar que aquests reconeixements els visc com la millor recompensa a l’esforç realitzat, els riscos assumits i la participació en el creixement del país, doncs la motivació per aquesta aventura empresarial no ha estat sols material, sinó també moral, en veure que molts professionals del sector han aprés o millorat els seus coneixements i experiència a AIS. A més hem exportat aquests coneixements a més de vint països amb tot l’esforç que això comporta. Per això, que entitats tan rellevants com la Societat Econòmica Barcelonesa d’Amics del País tinguin la iniciativa de fer-ne un homenatge, creieu-me, és el millor premi que em pot arribar, particularment en aquests moments d’incertesa que vivim.
Xavier Marcet: ‘Europa ha perdut la batalla del lideratge digital per golejada però la revolució de la indústria 4.0 tornarà a repartir les cartes i les hem d’aprofitar’
Xavier Marcet: ‘Europa ha perdut la batalla del lideratge digital per golejada però la revolució de la indústria 4.0 tornarà a repartir les cartes i les hem d’aprofitar’

‘El BB del futur ha de ser més emprenedor que el de la seva fundació i ha d’ajudar a afrontar aquest gran repte de definir un nou paradigma de sostenibilitat i equilibri social en mig de la nova revolució industrial que estrenem.’
El 2001 es va fundar el Barcelona Breakfast per a l’Economia del Coneixement (BB), plataforma oberta de diàleg entre la universitat, les administracions públiques i el mercat entorn a les oportunitats que oferien les Tecnologies de la Informació i la Comunicació (TIC) en el desenvolupament econòmic. Enguany, el Barcelona Breakfast celebra 15 anys i, per aquest motiu, hem organitzat un acte commemoratiu, que tindrà lloc el proper divendres 22 d’abril a la Sala Aula de la UPC, i que pretén ser punt de retrobada dels antics membres i amics i, alhora, un impuls per rellançar el projecte, amb nous reptes i objectius.
Parlem amb Xavier Marcet, primer president i membre fundador del Barcelona Breakfast.
– Com va sorgir la idea del Barcelona Breakfast (BB)? Quines eren les finalitats fundacionals del BB?
Va sorgir de l’ànsia de fer de Catalunya un país que aprofités les oportunitats que oferia la societat de la informació, volíem que Catalunya fos molt líder en aquest camp. També compartíem la inquietud que Catalunya no fos capaç d’assolir les oportunitats que la societat de la informació oferia, com finalment va passar. No va ser un tema local, va ser a tot Europa, però d’aquella pèrdua d’oportunitats se n’han derivat costos importants i de posicionament.
– Què ha canviat des d’aleshores? Quins reptes ha d’afrontar el BB del futur?
Ara el panorama és més clar. Ja sabem que Europa ha perdut la batalla del lideratge digital per golejada però també que tenim opcions i que la propera revolució industrial, la de la indústria 4.0, tornarà a repartir cartes que en les properes partides hauríem de saber aprofitar. Catalunya i Europa tenim el repte de poder crear prou riquesa com per mantenir el model social equilibrat que Europa ha intentat erigir i mantenir en els darrers seixanta anys. El BB del futur ha de ser més emprenedor que el de la seva fundació i ha d’ajudar a afrontar aquest gran repte de definir un nou paradigma de sostenibilitat i equilibri social en mig de la nova revolució industrial que estrenem.
– Ser capdavanters en l’economia del coneixement requereix la generació i gestió del talent. Quin és el paper que han de jugar la universitat i les administracions públiques per assolir aquest lideratge des de Catalunya?
Una societat es desenvolupa més o menys a partir de la seva taxa de talent emprenedor. Tenim gent de talent i alguns són emprenedors. El nostre repte és que siguem capaços de fer créixer les start up que neixen, les pimes i les empreses grans que tenim. Som un país amb estructures empresarials molt menors i això ens penalitza, per contra hem defensat bé una economia molt oberta, i això ens ha salvat. Hem tingut més talent per internacionalitzar que per innovar. Les universitats han fet bé els deures de la docència i la recerca, però la valorització del coneixement és la gran assignatura pendent.
– Quines són les fortaleses i quines les debilitats de Catalunya a l’hora de liderar l’economia del coneixement a Europa?
Tenim una combinació atractiva de Barcelona com a Flagship, d’una franja professional molt competitiva i internacionalitzada, un entorn agradable per a viure i acceptable per fer negocis. No tenim cap administració realment business friendly. La col•laboració públic – privat va endarrere i no endavant per culpa de la corrupció i això és un mal presagi. Tenim tot el país lògicament preocupat pels temes socials però si oblidem les concisions de creació de riquesa ens equivocarem i molt. Tenim capacitat per atreure inversions, però no som referència de res significatiu que no sigui el turisme. Som petits i hem de procurar no acabar pensant en petit. Pensar en gran ens ha salvat històricament. Ara no hauria de ser una excepció.
– Com creu que l’economia del coneixement pot contribuir en un major desenvolupament de totes les esferes de la societat?
L’economia del coneixement i la seva hibridació amb l’economia col•laborativa són des de fa temps les que sacsegen les nostres oportunitats. Entrem en un període on l’economia del coneixement haurà de respondre a un gran repte, tindrem una societat on la gent viurà molts més anys, on la salut serà més eficaç però molt més cara, on hi haurà menys ocupació i més necessitat de repensar el treball. Caldrà una economia del coneixement que esdevingui el cor d’un nou paradigma. Serà el gran repte de les properes generacions.
– Els sectors econòmics emergents en les ciutats del futur són economia verda i serveis a l’atenció de les persones. Quin valor afegit hi poden aportar les TIC? Quins reptes s’han d’afrontar? Què s’està fent en aquests dos àmbits?
La sostenibilitat integral dels territoris no serà una opció. L’economia circular no serà un opció. L’única manera de poder fer salts substancials serà generant sinergies al gestionar coordinadament l’aigua, l’energia, els residus, el nivell de CO2, etc. I tot això serà impossible sense un ús coordinat de la Internet de les Coses, el Big Data i la Intel•ligència Artificial. I en l’àmbit social passarà el mateix. Moltes eines que només s’utilitzaran al principi per a la gestió empresarial acabaran tenint la seva versió per crear valor social i valor públic.
ENTREVISTES ALS FINALISTES DE LA NIT DEL CERCLE 2013
ENTREVISTES ALS FINALISTES DE LA NIT DEL CERCLE 2013

En motiu de la III Nit del Cercle, entrevistem els representants de les tres empreses candidates al Premi Nit del Cercle 2013
Entrevista al Sr. Jordi Rubiralta
Entrevista al Sr. Jordi Rubiralta

Internacionalitzar l’activitat és una opció no trivial però indispensable ja que permet créixer el negoci amb criteris geogràfics, diversifica i mitiga els riscos associats a una àrea específica, justifica les importants inversions en I+D i innovació necessàries per mantenir la competitivitat i exposa la companyia a requeriments de màxima exigència que impulsen els processos de…
Entrevista al Sr. Manel Xifra
Entrevista al Sr. Manel Xifra

La indústria catalana només tindrà futur si opta per l’excel•lència. Però l’excel•lència no és possible sense un compromís ètic més enllà de la legislació existent. En aquest àmbit, doncs, tenim el gran repte de transformar la indústria amb la finalitat d’adaptar-la a la societat sostenible del futur i tant la innovació com la RSC en…
Entrevista al Dr. Antoni Esteve
Entrevista al Dr. Antoni Esteve

La competitivitat i creixement passen ineludiblement per la promoció del coneixement i la investigació com a generadora de riquesa en el seu sentit més ampli. En aquest sentit, com a empresa i com a país, serem competitius si som capaços de seguir apostant per aquest coneixement, fomentant-lo i exportant-lo allà on se’l reconeixi.
Entrevista a Eloi Planes, fundador de Fluidra S.A.
Entrevista a Eloi Planes, fundador de Fluidra S.A.

En motiu de la celebració de la segona edició de la Nit del Cercle, publiquem l’entrevista a Eloi Planes, fundador d’una de les tres empreses finalistes del Premi Nit del Cercle 2011, Fluidra, S.A.