Les innovacions més radicals, ens diuen, no passen en organitzacions especialitzades, que tendeixen a produir innovacions incrementals, sinó a la frontera entre especialitats, entre disciplines, entre cultures. Aquests dies he tingut l’oportunitat d’escoltar en directe a Ethan Zuckerman, un professor de Harvard que treballa en projectes de desenvolupament tecnològic i social a l’Àfrica. Ens ha mostrat exemples interessantíssims de com es desplega la innovació en un territori amb tantes mancances (val la pena donar un cop d’ull a www.Afrigadget.com, un bloc on s’expliquen moltes d’aquestes històries africanes). Ethan proposa provisionalment alguns criteris d’èxit per als seus projectes d’innovació, que considero també aplicables al nostre entorn: (a) La innovació ve d’assumir les restriccions reals existents, no d’obviar-les. (b) S’ha d’assumir, almenys d’entrada, la cultura existent, perquè canvia més lentament que la tecnologia. (c) És millor innovar a partir de les plataformes i els recursos que ja existeixen. (d) Explotar els actius (físics, humans) que es tenen és molt més útil que lamentar-se pels que falten. (e) L’objectiu és resoldre problemes reals, no els teòrics o els que es perceben des de lluny. Baixar al terreny. Tinc la impressió, i això és també una autocrítica, que cometem sovint errors a l’incomplir aquestes regles. En particular: 1- Quan oblidem que la innovació social és tant o més important que la innovació tecnològica. La veritable innovació consisteix en generar canvis de comportament. Amb o sense tecnologia. No funciona a la inversa. 2- Quan confonem innovació amb aplicar l’última tecnologia, o inventar la següent. 3- Quan oblidem que es pot innovar amb pocs recursos; moltes de les més grans innovacions, incloent-hi la WWW, es van generar al marge de les organitzacions i / o els pressupostos’ oficials’ de recerca. La primera vegada que vaig sentir a Pep Torres , explicava com va aconseguir, amb zero pressupost, repercussió mundial per una botiga de l’Eixample de Barcelona. Després, cada vegada que l’he vist, m’ha sorprès amb idees que ha aconseguit portar endavant amb pressupostos i tàctiques de guerrilla. Des del CxC-BB continuarem reclamant més suport, atenció, recursos i pressupostos per a les universitats i els centres de recerca. Però, encara que només fos com a Pla B, per si les institucions ens fallessin, (algú escriuria ‘per si continuessin fallant’), convé també aprendre dels enfocaments’ no oficials’, dels que treballen des de les trinxeres. Per renovar els nostres punts de vista; fins i tot per col · laborar amb ells o que ells col · laborin amb nosaltres. Veniu a escoltar en Pep Torres. No us aburrireu ni perdreu el temps. Garantit, o us retornarem els diners.

El otro día se presentó el “Informe Económico del Presidente del Gobierno 2008”. Un documento que, en la coyuntura actual, merece una lectura en detalle. Así y todo, me parece de entrada destacable (y positivo) que en la sección “Presente y futuro del potencial de crecimiento económico español” (página 39) se haga énfasis en el imperativo de conseguir un aumento sostenido de la productividad. Transcribo los que me han parecido párrafos relevantes: “La convergencia en renta per cápita de un país se debe a que en comparación con otros países o bien se aumenta la fuerza de trabajo en relación a su población, por el aumento de la tasa de actividad o la reducción de la tasa de desempleo, o bien lo hace la productividad de cada empleado. En el caso español, la convergencia real durante la larga fase de expansión iniciada desde mediados de los años noventa ha venido determinada fundamentalmente por el primer factor […] Sin embargo, los avances en convergencia propiciados por el buen comportamiento de la tasa de actividad y de la tasa de desempleo se han visto limitados por la pobre evolución de la productividad del trabajo. En el período 1995-2006, la productividad por hora trabajada en España creció en promedio al 0,6 por ciento, frente al 1,7 por ciento en la UE12 y el 2,2 por ciento en EE.UU. No obstante, desde el año 2006 ésta se ha comportado mejor, alcanzando un incremento del 1,2 por ciento […] El problema es que los elementos que han impulsado el excelente crecimiento reciente se están agotando […] Las mejoras futuras en los niveles de renta per cápita en España pasan fundamentalmente por el aumento de la productividad del trabajo. Por ello, el gran reto futuro de la economía española en términos de convergencia real consiste en lograr un cambio progresivo del modelo de crecimiento potencial, sustituyendo la elevada contribución actual del factor trabajo por el de la productividad. No apostar por esta política significaría que nuestra tasa de crecimiento potencial iría disminuyendo hasta situarse ligeramente por encima del 1 por ciento en las próximas dos décadas. El informe no detalla en demasía cómo alcanzar este objetivo, aparte de señalar que en términos genéricos que: “El capital humano tendrá una aportación creciente a la productividad por cuanto en las próximas décadas se incorporarán como oferentes de trabajo cohortes de población con una educación superior a aquéllas que dejarán de formar parte de la población activa. […] También será necesario mantener políticas con un fuerte contenido incentivador del conocimiento y uso de tecnologías innovadoras, así como renovar y mejorar el capital físico, particularmente el capital público, continuando el esfuerzo realizado durante los últimos años para mejorar la dotación de infraestructuras de la economía española. Es posible que a los que estamos más cercanos a las TIC nos hubiera gustado encontrar una referencia más explícita al rol de las tecnologías para conseguir este objetivo de productividad. Hace un año, titulé “Las TIC se olvidan” el comentario en este espacio del anterior informe del Presidente del Gobierno. Esta vez, siendo más consciente de que el efecto de las TIC en la productividad no es automático, seré más moderado. De todos modos, me sigue pareciendo un asunto en el que es necesario profundizar. No tanto para buscar responsables como para encontrar soluciones. Article publicat el 25 de juny a www.estrategias2.es

El último informe de Telefónica sobre la Sociedad de la Información en España confirma dos datos muy relevantes. El primero es que la intensidad con que se utilizan las tecnologías de la información y la comunicación (las TIC), nuestra “intensidad digital”, es todavía sustancialmente inferior a la de los países que tomamos como referencia. La penetración de la banda ancha en los hogares crece, pero la mitad de los españoles vive todavía al margen de Internet. Las empresas, especialmente las que tienen más de diez empleados, se conectan habitualmente a la banda ancha, pero apenas la mitad tiene una página Web y sólo una minoría de éstas la utiliza para compras o ventas electrónicas, en una proporción bastante inferior a la media europea. El segundo dato, refrendado de modo consistente por las encuestas, es que la principal barrera para alcanzar una mayor “intensidad digital” es la falta de motivación. Las TIC no se usan más a fondo porque los usuarios no perciben los beneficios de hacerlo beneficios de hacerlo. Confrontados a esta situación recurrente, la propuesta más habitual desde el sector TIC es la de llevar a cabo una “alfabetización digital” que muestre más y mejor a los no-usuarios las ventajas de los productos y servicios TIC. En el fondo, impulsar la sociedad de la información desde la perspectiva de las tecnologías. El objetivo de este artículo es argumentar la necesidad de un enfoque ortogonal; de aproximarse al futuro de la sociedad de la información desde una mejor comprensión de la sociedad. Las tecnologías no cambian la sociedad ni crean la sociedad de la información. Lo hacen las personas que adoptan las tecnologías según les interesa, para cambiar, su forma de trabajar, vivir, organizarse o relacionarse. Para impulsar la sociedad de la información necesitamos, además de tecnología, entender más a fondo las dinámicas sociales. Nos conviene alguna dosis de sociología. Las diferencias en cómo evoluciona la sociedad de la información en Cataluña comparada con, por ejemplo, Finlandia, dependerían sobre todo de las diferencias entre las condiciones sociales, políticas e institucionales, porque las tecnologías de la información en las que se basan son esencialmente idénticas. …………………. Articulo completo en informacion relacionada Ricard Ruiz de Querolt Vicepresidente del Cercle per al Coneixement – Barcelona Breakfast Secretario del Consejo de Telefónica en Cataluña. Telefónica S.A Este articulo fué publicado en la web de Sociedad de Información de Telefonica, acceso a la WEB i articulo Click aquí .