‘Las empresas con una cultura ética fuerte serán las empresas ganadoras del siglo XXI‘ ya que serán las que atraerán y retendrán el talento afirmó Javier Faus durante su intervención. En este sentido, Franz Heukamp explicó que el reto para los formadores de directivos es hacer entender que la maximización de beneficios no debe ser la única variable en la gestión empresarial, sino que “la excelencia en la toma de decisiones siempre debe incluir la dimensión ética”.

Por su parte, Koldo Echebarria quiso centrar el debate en cuál debe ser la responsabilidad de la empresa. ‘La empresa debe hacerse cargo de las consecuencias sociales de lo que hace’ pero no se le puede exigir que ‘redistribuya la riqueza’. La empresa no es culpable de la desigualdad, sino que la desigualdad es causada por “carencias del sistema educativo”.

En este sentido, Enric Sierra preguntó si la empresa no podía redistribuir riqueza a través de sueldos y condiciones laborales. La respuesta fue unánime por parte de los tres: para pagar mejores sueldos es necesario aumentar la productividad. ‘Estamos en sectores de poco valor añadido desde hace más de 40 años’ alertaba Javier Faus. Para aumentar la productividad es necesario elevar la calidad del sistema educativo, reequilibrar la oferta y la demanda de estudios universitarios e invertir en formación profesional de calidad sentenció Koldo Echebarria. En España, ‘el 70% de las empresas no encuentra el talento que busca’, puntualizó Frank Heukamp.

También, en relación con el aumento de la productividad, los ponentes coincidieron en la necesidad de aumentar el tamaño de las empresas. “España tiene demasiadas PYMES y debemos promover el aumento del tamaño de éstas” explicó Javier Faus, quien al mismo tiempo reconoció el papel relevante de la ética empresarial ante la reputación de las grandes empresas por parte de la sociedad.

El acto, que se celebró en el Caixafòrum Macaya, contó con la participación de Àngel Simón, presidente de AGBAR, y de Àngel Castiñeira, director de la Cátedra Liderazgos y Gobernanza Democrática de ESADE. La presentación corrió a cargo de Miquel Roca, presidente de Amics del País, y moderó el coloquio Enric Sierra, periodista de La Vanguardia.

Durante una hora, y ante una audiencia de destacadas personalidades del mundo económico y político catalán, como el expresidente José Montilla, Àngel Simón y Àngel Castiñeira afirmaron que estamos ante un cambio de paradigma, en el que es necesario hacer las cosas de manera distinta de cómo las hemos hecho hasta ahora, y que sitúa por primera vez a las empresas en la posibilidad de liderar un cambio que vincule a las personas, al planeta y a la prosperidad.

Durante su intervención, Àngel Simón afirmó que en el contexto actual de gran volatilidad, incertidumbre y de un aumento de la inflación y del coste de la energía (que comportará un aumento aún más elevado de la pobreza) es necesario derribar murallas desde de la gestión, el conocimiento, la innovación y, sobre todo, mediante alianzas. Debemos avanzar hacia “un modelo de sociedad donde la participación público-privada sea esencial”. En este sentido es necesario que las empresas y las administraciones públicas ‘cumplan con su papel’.

El papel de las empresas del siglo XXI, definió el presidente de AGBAR, es añadir valor, satisfacer las necesidades sociales y rendir cuentas a todos los grupos de interés. ‘No estamos en un proceso de responsabilidad corporativa, esto es el pasado, sino de acción social‘, afirmó Simón. Esto significa solidaridad sobre el terreno, ocupación de calidad y reconstrucción verde.

Pero para avanzar, dijo Àngel Simón, es necesaria la gobernanza de las administraciones públicas y, “a veces, esa gobernanza falla”, añadió, sobre todo en relación al proyecto de reutilización de las aguas residuales en el Área Metropolitana, que está atascado desde hace tiempo.

 Por su parte, Àngel Castiñeira sentenció, durante su discurso inicial, que ‘actualmente estamos sufriendo una triple fractura: una fractura de orden social, una fractura ecológica y una fractura espiritual‘, que requerirá de pensamiento sistémico y de visión de conjunto por parte de las personas que ejerzan el liderazgo.

Haciendo referencia a la vieja idea de Karl Marx sobre el capital (económico, financiero), éste ha crecido continuadamente desde la Revolución Industrial. En cambio, exponía Castiñeira, el capital humano y el capital natural se han truncado drásticamente, provocando el malestar de las clases medias y el consecuente resurgimiento de los populismos por un lado, y la rápida degradación de la biosfera por el otro.

“Venimos de un mundo en el que el capital social y el capital natural salían gratis a muchas organizaciones y empresas, pero nos hemos dado cuenta de que los impactos de las empresas no sólo generan riqueza, sino que también pueden tener consecuencias negativas tanto en las comunidades locales, en las sociedades, como en el medio natural”, afirmó el filósofo Castiñeira.

Pero Àngel Castiñeira quiso ofrecer un toque de optimismo y esperanza, ya que desde 2015 han aparecido iniciativas importantes y exitosas que, de ser tenidas en cuenta, podrían cambiar lo ocurrido en estas últimas décadas. Hizo referencia a la Laudato si del Papa Francisco, a la Agenda 2030 de Naciones Unidas y al acuerdo de París del mismo año. También mencionó el European Green Deal, el New Green Deal de Estados Unidos y el compromiso de China de alcanzar, de cara a 2060, una civilización china claramente sostenible.

Estamos en un proceso de transición, y este proceso debemos hacerlo rápido, “pero si lo hacemos demasiado rápido nos podemos encontrar con que el coste de la sostenibilidad provoque el rechazo de muchos ciudadanos”, alertó el catedrático de ESADE. En este sentido, Àngel Simón también advirtió de no excluir a nadie durante la transición.

Preguntados por si es posible realizar esta transición sin decrecer, Ángel Simón afirmó que sí. ‘Tenemos la capacidad técnica y de gestión, tenemos el compromiso de los ODS’ pero insistió en la necesidad de gobernanza. Por su parte, Àngel Castiñeira afirmó que “el fantasma del decrecimiento ya está muy presente en muchos colectivos, o somos capaces de desacoplar el mal uso de los recursos o no nos va a quedar más remedio que gestionar las migas de pan”.

‘Estamos ante los peores datos de exclusión y gravedad social en Catalunya‘ sentenció Francina Armengol. El riesgo de pobreza en nuestro país sube al 30%, con el incremento de un millón de personas tras el estallido de la pandemia. ‘Las cosas no se han hecho bien, no se ha atacado la raíz del problema, sino que se han ido tapando agujeros’ y, actualmente, la pobreza en nuestro país se ha cronificado.

Por su parte, Marc Simón defendió que ‘una sociedad con grandes desigualdades no es sostenible‘. Por eso es tan relevante el papel que desempeñan las entidades del tercer sector, “están cerca de las personas, con más intensidad y con una mirada global para impulsar el cambio y empujar a las administraciones públicas que se sumen”.

“Es necesario que las políticas sociales sean una prioridad” de los gobiernos afirmó a su vez Francesc Roig. En los últimos años, el gasto de las entidades sociales ha aumentado un 21% mientras que las ayudas públicas sólo lo han hecho en un 3%. ‘La administración nos tiene que garantizar una buena financiación para poder seguir haciendo el trabajo’.

En este sentido, Francina Armengol dijo tener “esperanza en la ley del Tercer Sector” y reclamó la eliminación de las barreras administrativas, digitales y sociales de las ayudas sociales que hacen que no lleguen a todo el mundo que las necesita.

Además, Francesc Roig añadió la creación de un parque de vivienda pública, el impulso de un sistema fiscal que ‘redistribuya la riqueza en el sentido óptimo para todos’ y un plan de choque contra el paro juvenil.

Por último, Marc Simón afirmó que cualquier acción y política social no puede ser a corto plazo. “No hay soluciones generales, sino que tienen que ser personalizadas, haciendo de la persona actor de cambio e implicando a toda la sociedad”.