Comisión de Salud

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    ‘Son i envelliment saludable. Anys a la vida i vida als anys’ | Debate Amics del País con el Dr. Antoni Esteve

    ‘Son i envelliment saludable. Anys a la vida i vida als anys’ | Debate Amics del País con el Dr. Antoni Esteve

    Comisión Salud

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    22-02-2023

    Dormir entre siete y nueve horas diarias y tener una buena calidad del sueño en la etapa adulta es imprescindible para conseguir un envejecimiento saludable. Éste es el mensaje que transmitió el Dr. Antoni Esteve, fundador de AdSalutem Institut, presidente del Institut Guttmann y académico numerario de las Reales Academias de Medicina y Farmacia de…

    ‘El sueño dedicado a partir de la edad adulta determina la expectativa y la calidad de vida’, afirmó el Dr. Esteve, porque es mientras dormimos que el cerebro desencadena una serie de mecanismos que le permiten velar por el buen funcionamiento del organismo, por un lado, y reparar el tejido neuronal deteriorado y combatir el envejecimiento, por otro. En este sentido, para que el cerebro pueda desarrollar de forma óptima sus funciones, el fundador de Adsalutem explicó que el sueño se divide en dos etapas diferenciadas, de 90 minutos cada una, que se suceden, una tras otra, y se repiten hasta un máximo de cinco veces durante toda la noche.

    ‘El sueño dedicado a partir de la edad adulta determina la expectativa y la calidad de vida’

    La primera etapa es la REM (Rapid Eyes Movement), donde el cerebro se dedica a trabajar la memoria, la respuesta emocional, la personalidad del individuo y la plasticidad cerebral, encargada de la auto reparación del tejido neuronal dañado y, por tanto, de prevenir el deterioro. La segunda etapa es la fase NREM, de sueño profundo, donde el cerebro se encarga de fortalecer el sistema inmunológico, que al mismo tiempo ‘nos protege de agentes externos e identifica y bloquea desórdenes del propio cuerpo’. De esta forma, es fácil deducir que el tiempo y la calidad del sueño están íntimamente relacionados con el estado de salud.

    Debat Amics del País amb el Dr. Antoni Guerrero

    Relacionado con esto, el Dr. Esteve mencionó algunas de las enfermedades que podrían prevenirse con una buena gestión del sueño: el cáncer, las enfermedades autoinmunes, la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, los trastornos mentales y las enfermedades neurodegenerativas, como por ejemplo el Parkinson y el Alzheimer. En este sentido, la Fundación Pascual Maragall ya sensibiliza sobre la importancia del sueño en las primeras fases de la demencia. “Nos estamos gastando muchos millones de euros en desarrollar nuevos fármacos para tratar el Alzheimer y, actualmente, sabemos que incorporando buenos hábitos de sueño ya estamos luchando para prevenirla”, sentenció el académico numerario de las Reales Academias de Medicina y Farmacia de Catalunya.

    El 30% de la población española tiene trastornos del sueño y el 10% duerme por debajo de las 6 horas

    Sin embargo, mientras que la ciencia confirma de forma categórica la importancia del sueño como determinante en la salud y la calidad de vida de las personas, la Sociedad Española del sueño alerta de que el 30% de la población española tiene trastornos del sueño, el 10% duerme por debajo de las 6 horas y que los horarios que tienen los españoles se alejan del tiempo de luz, alterando el ritmo circadiano y, consecuentemente, la fisiología del sueño.

    Dr. Antoni Esteve, fundador d

    Para conseguir una buena calidad del sueño, el Dr. Esteve enumeró algunos consejos enfocados a gestionar la actividad diurna de acuerdo con las ‘necesidades del cerebro’. Es decir, para que el cerebro pueda desarrollar sus funciones de forma óptima durante la noche, éste “establece una secuencia de hechos orgánicos y regulares que responden a una planificación cerebral” de acuerdo con el ritmo circadiano. Por tanto, “todo lo que hacemos durante el día debe ser cuidadoso con esta planificación orgánica”, afirmó.

    Esto significa tener buenas rutinas y hábitos de alimentación saludables, practicar actividad física diaria, cuidar la habitación donde dormimos (la ventilación, el colchón, los tejidos de las sábanas, la temperatura, etc.), evitar las pantallas antes de acostarse (porque la luz que emiten confunden el cerebro y retrasan la segregación de melatonía, la hormona del sueño), limitar el uso de la cama para dormir, tener una buena gestión y control emocional y, finalmente, hacer cada día una siesta que “no exceda de veinte minutos”, puntualizó el Dr. Esteve. Sobre este último punto, defendió que las siestas sirven para “resetear el cerebro y permitir que éste revise todo lo que ha hecho durante la víspera de acuerdo con su planificación orgánica” y llegar por la noche en condiciones óptimas para conseguir un sueño de calidad.

    Dr. Antoni Guerrero i Dr. Antoni Esteve

    Consumo excesivo en España de fármacos con actividad sobre el sistema central

    Además, el fundador de AdSalutem alertó del consumo excesivo en España de fármacos con actividad sobre el sistema central, como ansiolíticos, hipnóticos, etc. “Son productos maravillosos porque su actividad farmacológica es muy efectiva, pero su consumo sostenido en el tiempo altera de forma sustancial la arquitectura del sueño, el funcionamiento lógico del cerebro y esto tiene consecuencias clínicas negativas”, sentenció. Y añadió que es necesario ponerse en manos de profesionales a la hora de corregir los problemas relacionados con el sueño y sus trastornos.

    En conclusión, las sociedades occidentales verán incrementar la esperanza de vida de forma significativa en un futuro muy cercano, tensionando aún más los sistemas de salud. Incluir la importancia del sueño dentro de la práctica clínica, por un lado, y tomar conciencia del papel relevante del sueño en la calidad de vida y el envejecimiento saludable, por otro, puede permitir paliar algunos de estos efectos. ‘Si dormimos mejor, viviremos más años y mejor’, concluyó el Dr. Esteve.

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    ‘L’exercici físic, la millor estrategia per a l’envelliment actiu’ | Debate Amics del País con Joaquim Llucià Pomares

    ‘L’exercici físic, la millor estrategia per a l’envelliment actiu’ | Debate Amics del País con Joaquim Llucià Pomares

    Comisión Salud

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    23-11-2022

    El pasado miércoles, 23 de noviembre, la comisión de Salud de Amics del País organizó el debate Amics del País “L’exercici físic, la millor estrategia per a l’envelliment actiu” con Joaquim Llucià Pomares, terapeuta y formador, licenciado en Educación Física y Deporte y director técnico de Corposalut. ‘Todos los que estamos aquí moriremos’ anunció al…

    Llegar a la vejez y “aterrizar plácidamente” es el objetivo que persigue Joaquim Llucià con sus alumnos. Y para lograrlo se necesita practicar ejercicio físico, tener una buena alimentación, buena actitud ante la vida y una red social que nos “enriquezca y nos aporte valor”.

    En este mismo sentido también se ha pronunciado la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, ante la previsión del aumento de la esperanza de vida de la población europea por encima de los cien años, recomienda desarrollar estrategias de promoción de la salud mediante el ejercicio físico para contribuir al envejecimiento activo y mejorar la calidad de vida de las personas y la sostenibilidad de los sistemas de salud.

     

    Dr. Antoni Guerrero y Joaquim Llucià | Debate Amics del País

     

    ¿Por qué envejecemos?

    El envejecimiento del organismo se debe a la senescencia celular, proceso por el cual las células pierden la capacidad de dividirse; se deterioran, no se comunican entre sí y dejan de replicarse. Éste es un fenómeno natural, pero puede verse afectado por factores que lo aceleran, como por ejemplo la oxidación, la inflamación crónica, la contaminación atmosférica y la epigenética. Es por esto que, según el terapeuta Llucià Pomares, la práctica de ejercicio físico y una buena alimentación son factores ambientales clave para un envejecimiento activo, puesto que mejoran el estado físico y emocional de las personas.

    “Se ha demostrado que, en edades avanzadas, los factores genéticos no son tan relevantes como los epigenéticos”, afirmó Joaquim Llucià, y alertó también de las consecuencias negativas del estrés sostenido, el miedo y la ira, “emociones que son letales”, sentenció. “En Barcelona, las personas que viven en barrios acomodados viven de media 10 años más que las personas que viven en barrios más humildes porque tienen más dinero, una dieta más equilibrada, acceso al gimnasio, menos estrés y mayor calidad de vida”.

    ¿Qué debemos trabajar para conseguir un envejecimiento saludable?

    Joaquim Llucià Pomares alertó del exceso de información engañosa que circula por internet y defendió que “se necesitan más profesionales que conozcan anatomía humana” para aconsejar y guiar correctamente a las personas a lograr un envejecimiento activo y satisfactorio. ‘Caminar no sirve de nada’, afirmó, ‘porque si el corazón no alcanza una frecuencia cardíaca mínima es imposible conseguir los cambios saludables esperados’. En este sentido, explicó que las tres regiones ‘de obligado entrenamiento’ son ‘las piernas que nos sostienen, la espalda que nos mantiene de pie y protege la columna vertebral y la faja abdominal que estabiliza la zona lumbar’.

     

    Joaquim Llucià

     

    El acto, que fue presentado y moderado por el Dr. Antoni Guerrero, presidente de la comisión de salud, se concluyó con un turno abierto de preguntas en el que se reflexionó sobre los avances científicos a favor de la longevidad e, incluso, la inmortalidad. Pese a apoyar siempre la investigación en la búsqueda de la mejora de calidad de vida de las personas, Joaquim Llucià alertó de la peligrosidad de la existencia de este tipo de tecnología exclusiva en manos de los poderosos.

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    Debate Amics del País con Jaume Padrós y Guillem López Casasnovas

    Debate Amics del País con Jaume Padrós y Guillem López Casasnovas

    Comisión Salud

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    19-10-2022

    El pasado 19 de octubre, la comisión de Salud de Amics del País invitó al presidente del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), Jaume Padrós, y al catedrático de Economía de la UPF, Guillem López Casasnovas, a participar en el debate Amics del País “Sistema sanitari en temps de crisi”, donde analizaron los factores de…

    Guillem López Casasnovas, miembro de diferentes consejos asesores en el ámbito de la salud, tanto de la Generalitat de Catalunya como del Ministerio como también de la Organización Mundial de la Salud (OMS), inició su intervención diferenciando los dos principales problemas del sistema de salud catalán: el problema de la sostenibilidad financiera, por un lado, y el de la gobernanza, por otro.

    Guillem López Casasnovas: ‘Si queremos gastar lo que nos corresponde por el nivel de PIB, debemos salir del sistema de financiación autonómica’

    En cuanto al primero, “el drama de la financiación” se debe al modelo de financiación autonómica que, en el mejor de los casos, es capitativo. Es decir, Catalunya tiene unas expectativas sanitarias en función de su PIB pero, en cambio, su capacidad de respuesta es en función de la población. Según las aproximaciones hechas por López Casasnovas, existe una insuficiencia de 5.000 millones de euros. Por tanto, “si queremos gastar lo que nos corresponde por el nivel de PIB, debemos salir del sistema de financiación autonómica” y añadió que, si no lo hacemos, “estamos abocados a una cierta dualidad sanitaria que es un peligro para la cohesión social”.

    En este sentido, ‘no debemos alarmarnos de tener un sistema privado tan desarrollado’ ya que tiene la función de corregir mínimamente esta ‘dislexia’. Además, reivindicó el mal llamado copago y criticó la aversión de la población hacia este sistema de financiación: “nos hemos acostumbrado a que las aspiraciones colectivas de la sociedad deben resolverse en clave de ingresos públicos, presupuestarios y a través de impuestos”, y añadió que en la universidad se llaman tasas, “ingresos públicos que nutren lo que no cubre el contribuyente para complementar la financiación”.

    Guillem López Casasnovas: “Necesitamos un sistema sanitario solvente, capaz de responder con resiliencia a los futuros retos demográficos, tecnológicos y pandémicos”

    Por otra parte, el catedrático de la UPF resaltó la necesidad de que el sistema sanitario sea “solvente, capaz de responder sin improvisación y con resiliencia a los futuros retos demográficos, tecnológicos y pandémicos”. “Necesitamos un sistema musculado y flexible que, en un momento dado, sepa cerrar una cama de agudos y abrir una de semicrónicos, tenga una relación más fluida, más allá de la segmentación y las divisiones departamentales, entre el sistema sanitario y el sociosanitario”. Y para que esto sea posible, ‘la política sanitaria necesita un marco estable’.

    En esta línea, el presidente del COMB, el Dr. Jaume Padrós, denunció que durante los últimos años ‘ha habido una disonancia de diagnosis del sistema de salud, yendo atrás y volviendo a debates que parecían superados’. Y reclamó volver al consenso que aprobó la Ley de Ordenación Sanitaria de Catalunya (1990) y que logró “un sistema sanitario de éxito y rasgo identitario del país”.

    Jaume Padrós: ‘Tenemos la hoja de ruta, pero necesitamos estabilidad, presupuestos trienales y planificación desde los mandos de gestión’

    La pandemia ha puesto en evidencia la poca musculación de la sanidad en nuestro país y es por ello que, después de la primera ola, el sector elaboró un documento con 30 medidas para fortalecerlo. “Tenemos la hoja de ruta, pero necesitamos estabilidad, presupuestos trienales y planificación desde los mandos de gestión”, reivindicó el Dr. Padrós.

    Además, es necesario empoderar a los profesionales para disminuir la rigidez del sistema, defendió el presidente del COMB, resaltando la experiencia del Vall d’Hebron durante el estado de alarma, que “hizo saltar todos los anquilosamientos, colaborando entre los niveles asistenciales, profesionales y provocando dinámicas positivas para aflorar lo mejor de nuestra profesión”. Y añadió que “cuando ofreces al sistema la capacidad de empoderar a los profesionales y le das flexibilidad para adaptarse a los nuevos retos, esto tiene una fuerza extraordinaria”.

    El doctor denunció también el modelo de primaria, no homologable en Europa, donde los profesionales destinan más del 40% de su jornada en tareas administrativas y burocráticas. Por ejemplo, ‘las bajas de tres días ocupan en el área del Baix Llobregat un millón de visitas al año, cuando en Inglaterra, Dinamarca, Suecia y Holanda son autorresponsables’, explicó.

    Jaume Padrós: ‘Si no se toman decisiones pronto, el sistema sanitario está abocado al colapso’

    Otros problemas mencionados por Jaume Padrós son la cobertura asistencial, la falta de profesionales y la competencia lingüística: ‘en 2021, el 49% de los colegiados eran extranjeros no comunitarios formados en sistemas de pregrado y posgrado no homologables en nuestro país’ y denunció la falta de potestad del Colegio para evaluar la competencia, tal y como ocurre en el mundo anglosajón. Por tanto, ‘hay que replantear todo el sistema desde un punto de vista organizativo’, ya que ‘con la misma masa salarial, pero con otro modelo, seríamos más eficientes’.

    En este sentido, el Dr. Padrós afirmó que ‘si no se toman decisiones muy pronto en el ámbito catalán y español, en pocas semanas o meses, el sistema sanitario entrará en colapso; es decir, que no se podrán atender necesidades perentorias’. Y añadió que ‘no es un problema económico, sino sociodemográfico’. Por eso reclamó recuperar el consenso entre políticos, gestores y profesionales sanitarios basado en el máximo empoderamiento de los profesionales de la salud, el rendimiento de cuentas y la evaluación de resultados.

    En relación al empoderamiento de los profesionales, Guillem López Casasnovas alertó de que la gobernanza del sistema público no pueden hacerla los médicos y añadió: “veo mucha pancarta de gente que quiere decidir sin asumir ninguna responsabilidad, y eso no puede ser en un sistema público’.

    Poner tierra entre decisores y financiadores a través de la creación de instituciones

    Por otra parte, también afirmó que “en un sistema sanitario como el nuestro, el consenso no está ni se le espera, y lo único que puede abrir una brecha de acuerdos multipartidarios es la creación de instituciones, un Hispan Nice (basado en el Nice inglés) que priorice y defina políticas. ‘Si queremos evitar el colapso, necesitamos poner tierra entre decisores y financiadores’.

    El sistema sanitario es un elemento cohesionador de la sociedad y al mismo tiempo un creador de riqueza, generador de conocimiento e innovación que está en peligro, concluyeron los ponentes del debate. Y añadieron que es el momento de preguntar a la ciudadanía qué modelo de sanidad quiere, qué recursos quiere destinar y qué uso responsable se quiere hacer para aprovechar la crisis sociodemográfica como oportunidad para precipitar los cambios necesarios para su recuperación y sostenibilidad.

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    ‘Pandèmia de Covid-19: escenaris de futur’ | Debate Amics del País con el Dr. Antoni Trilla

    ‘Pandèmia de Covid-19: escenaris de futur’ | Debate Amics del País con el Dr. Antoni Trilla

    Comisión Salud

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    30-05-2022

    Lunes, 30 de mayo, la comisión de Salud de la Societat Econòmica Barcelonesa d’Amics del País organizó el #debatAmicsdelPaís “Pandèmia de Covid-19: escenaris de futur” con el Dr. Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic, catedrático de Salud Pública de la Universitat de Barcelona e investigador del ISGlobal. El acto, que se celebró en el Caixafòrum…

    Durante su intervención, el Dr. Trilla puso en valor el sistema sanitario de nuestro país, el esfuerzo científico mundial en la investigación de las vacunas contra la Covid-19 y las campañas de vacunación masiva. ‘El gran triunfo de la ciencia durante la pandemia han sido las vacunas‘. Solo 66 días después de secuenciar el virus ya se estaban ensayando los primeros prototipos. Para hacernos una idea, la vacuna que se descubrió más rápidamente en toda la historia de la humanidad es la de las Paperas, que tardó 4 años.

    En relación a los escenarios de futuro, el Dr. Trilla se mostró optimista. ‘Lo más probable es que la Covid19 se convierta en una enfermedad endémica‘, pero esto dependerá de la evolución de la inmunidad de la población y de las nuevas variantes que aparezcan. En este sentido, la OMS recomienda que, en junio de ese mismo año, el 70% de la población mundial esté vacunada, aunque, debido al ritmo de vacunación de África, Estados Unidos y Rusia, no se llegará. No es un problema de falta de vacunas porque “hay capacidad de producir vacunas para toda la población”, afirmó el epidemiólogo.

    Preguntado por cómo distribuiría el presupuesto en sanidad para hacer frente a los escenarios de futuro, el Dr. Trilla respondió que ‘tenemos un buen sistema sanitario de concepto pero que se había adelgazado mucho’. Más inversión en formación, mejores contratos para el personal sanitario y mayor inversión en la red de vigilancia epidemiológica, que actualmente no llega al 1% del presupuesto total en salud, son algunas de las prioridades que mencionó. También aprovechó para reconocer al colectivo de enfermeras como un pilar esencial en la superación de la pandemia. “La variable principal que ha influido en el funcionamiento de los hospitales durante la pandemia han sido las enfermeras, abrir más o menos camas dependía de las enfermeras que tenías en el equipo. Hemos superado los momentos más graves de la pandemia gracias a la enfermería”. En este sentido, reclamó más contratación de enfermeras, mayor reconocimiento y una mejora de sus condiciones laborales.

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    Entrevista al Dr. Ýlvaro Pascual-Leone

    Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?

    Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.

    Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.

    “Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega” 

    AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?

    APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.

    Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública.  Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

    Dr. Álvaro Pascual Leone, catedràtic de Neorologia a Harvard i director de l

    AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.

    APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.

    AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?

    APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.

    Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.

    Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores.  No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.

    Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma

    AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?

    APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.

    “Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas” 

    AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

    Entrevista al Dr. Álvaro Pascual-Leone

    APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.

    Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.

    Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.

    AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?

    APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.

    AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.

    APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta.  Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.

    AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?

    APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.

    “El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”

    AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?

    APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza.  Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.

    AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?

    APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.

    AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?

    APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …

    AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?

    APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es impos

    Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?

    Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.

    Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.

    “Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega” 

    AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?

    APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.

    Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública.  Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

    Dr. Álvaro Pascual Leone, catedràtic de Neorologia a Harvard i director de l

    AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.

    APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.

    AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?

    APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.

    Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.

    Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores.  No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.

    Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma

    AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?

    APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.

    “Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas” 

    AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

    Entrevista al Dr. Álvaro Pascual-Leone

    APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.

    Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.

    Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.

    AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?

    APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.

    AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.

    APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta.  Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.

    AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?

    APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.

    “El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”

    AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?

    APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza.  Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.

    AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?

    APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.

    AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?

    APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …

    AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?

    APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es impos

    Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?

    Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.

    Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.

    “Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega” 

    AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?

    APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.

    Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública.  Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

    Dr. Álvaro Pascual Leone, catedràtic de Neorologia a Harvard i director de l

    AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.

    APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.

    AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?

    APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.

    Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.

    Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores.  No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.

    Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma

    AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?

    APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.

    “Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas” 

    AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

    Entrevista al Dr. Álvaro Pascual-Leone

    APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.

    Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.

    Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.

    AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?

    APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.

    AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.

    APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta.  Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.

    AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?

    APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.

    “El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”

    AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?

    APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza.  Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.

    AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?

    APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.

    AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?

    APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …

    AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?

    APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es impos

    Comisión Salud

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    Entrevistas

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    04-02-2022

    Antoni Guerrero (AG): Avui ens acompanya el Dr. Álvaro Pascual-Leone per parlar de la seva càtedra sobre els efectes de la pandèmia en la salut cerebral. El Dr. Pascual-Leone és un dels màxims especialistes en salut cerebral, catedràtic de Neurologia a Harvard i director a l’Institut Guttman. La primera pregunta no és tant de caire científic, sinó vivencial. Com ha estat la teva experiència personal, des dels EUA, durant aquesta pandèmia?

    Álvaro Pascual-Leone (APL): Ha sido un año (o más de un año) complicado por muchas cosas. En primer lugar, porque ante una situación como esta no se puede anticipar y, por tanto, las normativas, reglamentos y directrices iniciales tienden siempre a ser excesivamente protectoras. Por lo tanto, de un día para otro, de venir mensualmente a Barcelona, no pude viajar ni salir de Harvard. Resultó un cierre radical, un aislamiento muy grande. Surgió la necesidad de cambiar la manera de hacer las cosas para poder seguir trabajando, la incertidumbre a nivel personal de pensar qué iba a pasar con los hijos y el resto de la familia. Afortunadamente, nosotros hemos estado bien. Pero el sufrimiento causado por la Covid en mucha gente es tremendo y el impacto que ha tenido la pandemia sobre enfermedades previas a la Covid también ha sido muy grande. Además, como médico, querer mantener la calidad de la asistencia, aún sabiendo el riesgo a que nos exponíamos y exponíamos a la familia, también ha sido un factor de preocupación.

    Además, ahora también me cuestiono si el planteamiento inicial de ¿cuándo se va acabar? – con la expectativa que es una pandemia que va a desaparecer – fue equivocado y nos tendríamos que haber planteado antes que la Covid es una endemia, que se va a quedar y que tendremos que aprender a convivir con esa realidad. Ha sido y continúa siendo un ejemplo de cómo de rápida y, al mismo tiempo, cómo de lenta ha sido nuestra capacidad individual y social de responder a lo inesperado. Y te das cuenta de la enorme capacidad que hay de respuesta y de los avances que se hacen, pero lo mal que se nos da el decir ‘esto no lo sabemos’ y explicar a la gente los vacíos de conocimiento y aceptarlos como algo en lo que tenemos que navegar juntos.

    “Lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega” 

    AG: ¿Has visto diferencias notables en relación a la capacidad de afrontar la situación entre Estados Unidos y Europa?

    APL: Sí, creo que hay muchas diferencias. No sólo entre EUA y Europa, sino diferencias mucho más locales; diferencias entre distintos estados de EUA y, en Europa, diferencias entre distintas regiones dentro de un mismo país. Creo que lo que muestra de forma muy clara y radical la pandemia es la importancia del liderazgo del que hablé en el 2019 aquí en Amics del País, la importancia de líderes que sepan trasladar una visión y engarzar a la gente a seguir esa visión con aceptación constructiva, no con fe ciega. Los ejemplos que tenemos en la respuesta a la pandemia creo que ilustran lo bien que responde el pueblo y la ciudadanía a un liderazgo constructivo, que empodere a la gente a entender por qué debe de actuar de una cierta manera, en oposición al intento de directrices obligatorias que generan rechazo. En este sentido, hay diferencias muy locales. En la zona de Boston, hay diferencias entre ciudades y pueblos.

    Más a nivel global, la respuesta en EUA ha sido muy, muy polarizada por razones políticas, con promesas en el contexto electoral muy polarizantes, que han creado tensiones en los discursos y que se han traducido mal en la aceptación de políticas de salud pública.  Pero al mismo tiempo, la capacidad de respuesta del sistema sanitario en EUA ha sido mejor que en Europa. El riesgo a que la gente no pudiera tener acceso al tratamiento médico ha sido menor que en Europa.

    Dr. Álvaro Pascual Leone, catedràtic de Neorologia a Harvard i director de l

    AG: A mí me llamó la atención ver al cirujano general de los EUA, el máximo jefe de sanidad del Ejército, en un vídeo explicando cómo fabricarse una mascarilla doméstica con unas gomas y una camiseta, en un contexto en el que no había mascarillas para toda la población. Me pareció fantástico como ejemplo de solidaridad y liderazgo intelectual.

    APL: Es cierto. Pero, por otra parte, una camiseta nunca te va a aislar realmente. Te hará sentir que estás haciendo algo, lo cual es bueno, y algo te va a proteger, pero (la camiseta) te protege de una forma ínfima. Creo que de nuevo vuelve a ser un poco el ejemplo de la respuesta rápida y excesivamente guiada por las ganas de asegurar o tranquilizar a la gente y asegurar que la situación está controlada cuando, en realidad, no lo está. En vez de esto, quizás si se hubiera explicado a la gente que no sabemos lo que está pasando, que esto es lo que hacemos para intentar entenderlo y, de momento, que esto es lo que podemos hacer, la gente hubiera entendido mejor la situación y hubiera sido más partícipe.

    AG: Y a nivel de la afectación del virus sobre el sistema nervioso central ¿qué nos puedes explicar?

    APL: Uno de los primeros síntomas que se reconocieron como tal, y que es bastante notable desde el punto de vista de una infección vírica en el sistema nervioso, es el desarrollo de la anosmia. La evidencia de que realmente hay una infección neurotrópica que entra en el sistema nervioso central es algo que sabemos. Si éste es el factor patogenético primario de la enfermedad o no es otra cosa. Pero que el virus tiene esa capacidad y que entra en el sistema nervioso primario está claro desde el principio, desde el punto de vista de los síntomas que presentaba, al menos, alguna gente.

    Creo que es parte de la lección, que nos cuesta aceptar pero que es importante, que el diseño estadístico tradicional es un nivel de análisis distinto del caso individual. Es decir, si hay una persona, a la cual le puedes hacer la autopsia, que tenga partículas del virus en el sistema nervioso central, es posible que el virus entre en el sistema nervioso central. Esto abre la puerta a los posibles efectos a largo plazo de haber sido expuesto al virus.

    Pero esta no es toda la historia. También hay una expectativa de miedo, de reacción funcional del sistema nervioso, de respuesta del sistema nervioso central a una infección más general que a su vez altera el funcionamiento del sistema nervioso. Entonces, parte de las cosas que se describen como efecto de la infección directa al sistema nervioso central, probablemente, no es efecto directo de la infección del sistema nervioso central, sino que es una manifestación de la alteración funcional causada en el sistema nervioso central por toda una serie de factores.  No es que el virus haya entrado en el cerebro, es que si tú sabes que tu mujer está enferma y te preocupas por tus hijos y por el impacto financiero sobre tu empresa y el miedo que todo esto supone y la incertidumbre de lo que va a pasar, etc, esto supone un estresante enorme de nuestro sistema nervioso central que, además, puede estar afectado por la infección misma.

    Entonces, creo que parte de la cuestión de patofisiología de cuál es la causa de la alteración neurológica o de salud mental que da lugar la pandemia es compleja porque hay muchos factores que influyen, no sólo el virus que entra en el sistema neurológico central. Sin que esto pase, puede haber muchos efectos. Y esto es de lo que nos estamos dando cuenta. El impacto sobre la función cerebral, la salud mental y el funcionamiento neurológico es enorme. No sólo por el neurotropismo del virus, sino por todos los correlatos que tienen que ver con las circunstancias de la pandemia en si misma

    AG: Este síntoma tan frecuente de la neblina cerebral, esta dificultad para gestionar correctamente el pensamiento, ¿es debido a esta afectación general?

    APL: Yo creo que en parte es fruto de esta afectación general, pero en parte es fruto, desde un punto de vista más conceptual, de cosas más concretas que tienen que ver con el efecto nocebo y placebo. Recientemente, el grupo de Harvard publicó que los efectos secundarios de la vacuna, en gran medida, son manifestaciones del miedo de la persona a los efectos secundarios de la vacuna. O sea, puro nocebo, expectativa negativa. Esto no es sorprendente. Esto ilustra la enorme capacidad de nuestro sistema nervioso central para ayudarnos a ponernos mejor pero también para ayudar a ponernos enfermos (entre comillas). Creo que parte de lo que estamos viendo como consecuencias, incluso como consecuencias a largo plazo del funcionamiento del sistema nervioso central después de la Covid, con infección o simplemente con la pandemia, son manifestaciones de esas alteraciones reales, no ficticias, reales multifactoriales. A la postre, manifestaciones de un fallo de la capacidad del sistema nervioso de sobrellevar un estrés crónico, que es lo que es la pandemia. Esto se puede acentuar aún más si tienes una infección que daña ciertos circuitos, ciertos sustratos.

    “Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas” 

    AG: Se ha hablado mucho del efecto de la pandemia sobre la población general, pero ¿cuál ha sido el efecto desestabilizador de la infección en las personas con enfermedades mentales previas?

    Entrevista al Dr. Álvaro Pascual-Leone

    APL: Una de las mayores víctimas de la pandemia son las personas con enfermedades crónicas en general porque la atención médica está siendo desviada por la atención aguda del virus, porque el cuidado médico está afectado por la sobrecarga del sistema y porque, además, el insulto que supone la infección o el estrés de la pandemia altera el sistema nervioso central aún más en alguien que ya tiene una alteración. Porque la capacidad de reserva del cerebro está alterada. Entonces, a nivel de salud mental, a nivel de enfermedades neurológicas, a nivel de demencia, lo que estamos viendo es un augmento de discapacidad tremenda.

    Hay un síndrome que describió un profesor francés, Capgras, que es algo que conocemos pero que es raro de ver. Es una ilusión en la que el enfermo no es capaz de reconocer como real a alguien que conoce bien. En el caso original, una señora pensaba que su marido era un impostor. Es el también conocido como síndrome del impostor. Yo había visto este síndrome en mi carrera, únicamente, dos veces, pero durante la pandemia de Covid ya lo he visto once veces en enfermos con demencia y enfermedades subyacentes que desarrollan un síndrome de Capgras. ¿Por qué? Porque hay detalles reales que han cambiado, que no entroncan con la memoria de las personas. Como, por ejemplo, una paciente que me dijo que su marido no podía ser su marido porque ‘su marido no está nunca en casa’. Esa realidad no entronca con la memoria de la mujer, y la alteración subyacente de demencia le hace difícil el entablar la lógica y recordar que hay una pandemia y que su marido no puede salir a la calle. Entonces, el sistema nervioso descompensa dando lugar a síndromes que, normalmente, son muy raros y que ahora, por las circunstancias, se promocionan.

    Este aumento de síndromes lo estamos viendo en depresiones, en aumentos de suicidio, en la soledad de los niños, en alteraciones de relaciones sociales, en niños que no han jugado tanto como deberían y que son excesivamente cercanos a sus padres y que tienen miedo a relacionarse con otros niños y otros adultos porque no han tenido la oportunidad de aprenderlo. Yo creo que vamos a ver consecuencias de todo esto muy a largo plazo y durante mucho tiempo.

    AG: ¿En este sentido, la epidemia va a dejar huella en la genética y la epigenética?

    APL: Nuestro estilo de vida, nuestras experiencias, nuestra realidad cotidiana modifica y deja huella porque hace que la producción de nuestros genes cambie de manera que lo traspasemos a nuestras generaciones futuras. Estos cambios epigenéticos – sin duda aprenderemos mucho sobre ellos en los próximos años – van a tener una consecuencia muy muy grande para las generaciones actuales y, por esta traslación de factores epigenéticos, para las generaciones futuras.

    AG: ¿Girando la mirada hacia atrás, qué analogías y diferencias ves respecto a la gripe española de 1918? Fue en el contexto de la primera Guerra Mundial, había habido una desgracia muy importante con factores postraumáticos derivados de la guerra.

    APL: En muchos aspectos hay muchas similitudes y, en este sentido, hablar de una pandemia ahora como si fuera la primera vez en la historia de la humanidad es absurdo. Ni es la primera pandemia ni va a ser la última. Pero sí que es una pandemia distinta. Porque tenemos una movilidad inconcebible y la capacidad de saber lo que está pasando en otro lugar también es mucho mayor. Con lo cual, el beneficio del conocimiento es mucho mayor. Estados Unidos se benefició en la respuesta sanitaria del hecho de que Italia y España y Europa fueran por delante en la ola de la Covid. Esto dio tiempo a Estados Unidos para preparar la respuesta.  Es decir, el conocimiento da tiempo en la respuesta, pero también te llega mucho antes la pandemia. Yo creo que hay similitudes que son obvias, pero al mismo tiempo hay unas circunstancias que hacen que el impacto sea mucho mayor. Para bien y para mal. Porque también existe ahora la posibilidad de ofrecer apoyo y estar conectado de una manera, de nuevo, impensable hace muy poco. O sea, la capacidad de relacionarse con gente por telecomunicaciones es espectacular.

    AG: ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación y las redes sociales?

    APL: Yo creo que la tecnología en general y los medios en particular permiten mantenernos conectados, distribuir la información y, al mismo tiempo, ponen una enorme responsabilidad sobre ellos de infundir información que sea real. Y hemos visto que este no ha sido el caso, por falta de responsabilidad ética de las instituciones de los medios, pero también porque los individuos, en expresión de su propio miedo, han aumentado el estallido. Hay mucho conocimiento aparente que son anécdotas salidas de contexto y desvirtuadas. Pero hay también la oportunidad de usar los medios y las conexiones de una forma constructiva. Y creo que hemos visto algunos ejemplos positivos.

    “El impacto sobre la gente mayor ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento”

    AG: Nos decía el catedrático Villena de la Universitat Autònoma de Barcelona el pasado noviembre, que esta experiencia nos había dado una lección de humildad intelectual. Nos creíamos que éramos el top de la pirámide y resulta que no, que los microrganismos son los que realmente dominan la tierra. También hablaba que la edad te daba una perspectiva mayor que la juventud. ¿Cómo ha afectado, por niveles de edad, la epidemia?

    APL: Es cierto que situaciones donde es obvia la limitación del conocimiento por parte de las organizaciones, de las culturas y de las instituciones humanas deben llevar a una vivencia de humildad. Pero no estoy seguro de que esto sea una cuestión jerárquica. Somos mucho más interdependientes y menos jerárquicos de lo que pensamos. Pero a postre somos consecuencia y causa de juegos que no controlamos a nivel biológico y a nivel mundial. Esta perspectiva cambia con la edad y somos más conscientes de ello, yo creo, la gente mayor. La gente mayor somos más conscientes de la incertidumbre vital, de esa levedad de la existencia donde cualquier cosita – un microbio que no ves – puede cambiar completamente el mundo. Esto es lo de Nassim Taleb de El cisne negro: tienes que ver uno, y cuando ves uno, ya sabes que existe. Es raro, sí, pero ocurre. Cuanto más vives, más oportunidades hay de ver eventos de esta naturaleza.  Creo que, en este sentido, la posibilidad de aceptar la pandemia como lo que es, como una realidad que no vas a cambiar, es mayor en gente mayor. Pero al mismo tiempo, esta gente también tiene mayor riesgo de enfermar, mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la soledad, tiene mayor dependencia del contacto social, etc. Porque el impacto sobre la gente mayor, en lo referente a lo que yo me dedico clínicamente, ha sido enorme por su vivencia de miedo para aquellos que quieren, pero también por su sensación de aislamiento y de falta de poder hacer y de aceptación al mismo tiempo.

    AG: Has hablado de un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. ¿Qué sabemos sobre ello?

    APL: Un aumento de la enfermedad misma no hay. Lo que es importante es que, cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas, no estamos realmente contabilizando la presencia de la enfermedad, sino su manifestación clínica. En este sentido, en el caso del Alzheimer, por ejemplo, 1 de cada 4 enfermos con la enfermedad de Alzheimer no desarrolla demencia. Tiene la enfermedad, pero no desarrolla demencia. ¿Por qué? Porque la capacidad de reserva del cerebro de sobrellevar la patología es suficiente para mantenerla en función. Esta capacidad se ve mermada, la resiliencia cerebral se ve afectada, por ejemplo, por situaciones como la pandemia y la incertidumbre. No la infección, sino todo el fandango que supone la pandemia. En esas circunstancias, el número de enfermos con Alzheimer no tiene que aumentar, pero lo probable es que aumente el número de aquellos que manifiestan la enfermedad, porque se merma la capacidad de reserva de todos nosotros. Entonces, lo que encontramos es que hay más gente con un grado de discapacidad mayor en presencia de una enfermedad. Yo creo que este es el gran impacto sobre enfermedades neurodegenerativas y sobre salud cerebral y salud mental que estamos viendo. No es que haya más gente con estas enfermedades, sino que es que hay menos capacidad de todos nuestros cerebros de sobrellevar las enfermedades – si existen – porque el cerebro está ocupado en sobrellevar el estrés tremendo y el impacto nocivo de una situación que es muy complicada para este órgano.

    AG: ¿En qué proyectos de investigación estás participando en estos momentos?

    APL: Una parte importante del proyecto de investigación que hacemos es, precisamente, entender cuáles son los factores individuales que promueven la resiliencia cerebral. O sea, qué hacen los cerebros que mejor sobrellevan situaciones imprevistas como la pandemia de la Covid19. Es cierto que la pandemia tiene efectos negativos sobre la salud mental, tal y como hemos dicho, pero no es cierto que todos y cada uno de los ciudadanos estén peor. Algunas personas no están siendo afectadas o, incluso, están mejor de lo que estaban. Es decir, hay diferencias en el impacto. Y hay diferencias en el impacto, en parte genéticas y de predisposición, pero en parte también por la capacidad del cerebro de cada una de esas personas de poner en marcha mecanismos que promuevan la resiliencia cerebral, la capacidad de sobrellevar un imprevisto tan notable como la Covid19. En este sentido, no es distinta esta capacidad de lo que ocurre cuando uno tiene Alzheimer o tiene cáncer o se le muere un padre. Es el mismo fundamento neurobiológico pero puesto a test total por una situación muy extrema. Y nosotros lo que estamos intentado es entender cuáles son estos mecanismos y, sobre todo, entenderlos para poder fomentarlos. En Boston, en el centro de mayores del Marcus Institute, estamos mirando específicamente estos mecanismos con relación a healthy aging, es decir, cómo se traducen estos mecanismos en tener un envejecimiento saludable, un envejecimiento que acepte los imprevistos de la vida. Y también aprender las lecciones de los mayores para poderlas trasladar a los menos mayores, cuando realmente deberíamos empezarlas a aprender, a los 15, 20, 30 años, …

    AG: Quisiera trasladarte una pregunta que ha planteado uno de nuestros socios. ¿Después de haber tenido que modificar nuestros patrones de comportamiento, será posible recuperar nuestras costumbres anteriores a la pandemia una vez todo esto acabe? En caso afirmativo, ¿costará mucho tiempo, teniendo en cuenta el gran estrés que hemos vivido?

    APL: Yo creo que aquello de que “no se puede desbatir el huevo batido” es particularmente aplicable al sistema nervioso humano o de cualquier otro animal. Es decir, no puedes desandar el camino andado. Esto es lo de Machado. Con lo cual, el planteamiento de la gente cuando dice ‘queremos volver donde estábamos antes’ es impos

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    Startup catalana, bio-tech oncológicas y universidad. Sinergias clínicas

    Startup catalana, bio-tech oncológicas y universidad. Sinergias clínicas

    Comisión Salud

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    Resumen de actividades

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    03-03-2020

    El pasado 3 de marzo, la comisión de Salud y Economía de Amics del País organizó el #debatAmicsdelPaís ‘Startup catalana, bio-tech oncológicas y universidad. Sinergias clínicas’, en el que participó el Sr. Carles Domènech, doctor en Biología y presidente ejecutivo y director científico CSO de Ability Pharma.

    El Sr. Domènech hizo la tesis sobre farmacología del cáncer, trabajó como investigador en laboratorios de todo el mundo y luego dio el salto a la industria farmacéutica. Más tarde, creó la empresa Ability Pharma que ha diseñado una molécula que hace que las celulas tumorales se auto destruyan mediante la autoflagia. El secreto del éxito, afirma, es “la atracción de talento para crear un equipo humano multidisciplinar y de alta calidad que proviene de la industria farmacéutica y de la universidad, en nuestro caso”.

    Catalunya y Barcelona, sobre todo, es uno de hubs biotecnológicos más importantes del mundo‘, afirmó el Sr. Domènech durante su ponencia. Esto ha sido posible por una mezcla de factores: una red hospitalaria de calidad, que desde el siglo XIX ha impulsado la investigación; grandes farmacéuticas, que siempre han apostado por la investigación y la generación de talento; y la creación de universidades y centros de investigación. 

    Últimamente en nuestro país ha aumentado la capacidad de inversión mediante la aparición de los business angels, sociedades de capital riesgo y plataformas de crowdfunding, que a su vez han servido como polo de atracción de inversión extranjera. ‘Estamos en un buen momento, las cosas empiezan a ir por buen camino, con diferentes instrumentos privados financieros que nos permiten desarrollar proyectos y que, además, somos polo de inversión de capital riesgo extranjero‘, afirmó Carles Domènech.

    Sin embargo, desde hace diez años, la financiación pública para el sector biotecnológico ha disminuido debido a las dificultades presupuestarias de la Administración Pública. ‘Contrariamente a lo ocurrido en el resto de países de nuestro entorno, las subvenciones públicas del gobierno español se han convertido en créditos blandos, lo que sitúa las empresas catalanas y españolas en desventaja. Debe ser una reivindicación del sector biotecnológico recuperar las subvenciones para que las biotecnológicas catalanas cotinúen siendo competitivas a nivel internacional‘, sentenció el Sr. Domènech.

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    ‘Invertir en biotecnologia a Catalunya: un sector de futur’ | Debate Amics del País con Daniel Oliver

    ‘Invertir en biotecnologia a Catalunya: un sector de futur’ | Debate Amics del País con Daniel Oliver

    Comisión Salud

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    04-12-2019

    El pasado miércoles 4 de diciembre, la comisión de Salud de la Societat Econòmica Barcelonesa d’Amocs del País organizó el #debatAmicsdelPaís ‘Invertir en biotecnología en Catalunya, un sector de futuro’, en el que participó el Sr. Daniel Oliver, director de Capitall Cell, la primera plataforma de crowdfunding especializada en biomedicina en España. En estos cinco…

    El envejecimiento de la población debido al aumento de la esperanza de vida y la revolución digital han supuesto un cambio significativo en el sector de la salud. Antes, la medicina significaba curar y se basaba en la receta de medicamentos. Actualmente, con la amenaza constante del colapso del sistema de salud universal, la prioridad de los gobiernos es la prevención.

    Antes, las farmacéuticas controlaban el 90% del mercado de los medicamentos y la innovación estaba en manos de las grandes multinacionales. Pero con la disminución del precio de la tecnología gracias a la revolución biotecnológica, han comenzado a aparecer tecnologías por debajo, y el porcentaje de negocio de los medicamentos que proviene de pequeñas y medianas empresas no para de crecer, actualmente se sitúa en un 35%. Las grandes farmacéuticas están cerrando sus departamentos de I + D y compran start-ups con desarrollos relativamente avanzados por un valor medio de seiscientos millones de dólares.

    De esta manera ‘se pueden desarrollar tecnologías y fármacos con inversión a riesgo con rondas de seiscientos mil euros y con poco riesgo para el inversor‘, que invierte pequeñas cantidades de capital en una horquilla de 30 start-ups.

    Los valores biotech en bolsa durante el período entre 2013 y 2018 se han multiplicado por 4, el tiempo medio de recuperación de los capitales para los inversores en salud es de 4,2 años, el volumen de inversión en biotecnología durante 2018 fue de diez mil millones de dólares y los beneficios para los inversores han sido de treinta y seis mil millones de dólares. ‘El sector de la biotecnología es el más rentable del mundo, incluso en España, que está por encima del ladrillo‘, afirmó Daniel Oliver.

    La nueva tecnología que está revolucionando el campo de la biomedicina son la aparición de nuevos fármacos más eficaces, avances en genómica, biología sintética, inteligencia artificial para hacer diagnósticos más eficientes, por ejemplo, y salud conectada, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las personas y contribuir en la sostenibilidad del sistema sanitario.

    ‘Y todo esto está pasando en Barcelona’, sentenció Daniel Oliver. Barcelona es uno de los hubs de desarrollo en biotecnología más importantes del mundo. Catalunya es la región de España con más inversión en biotecnología, aportando ésta un 7% del PIB catalán. Y esto es debido a una excelente red de hospitales y profesionales médicos, buenos centros de investigación, una infraestructura de excelencia única en España, el Supercomputador Mare Nostrum; buenas empresas farmacéuticas y fondos de inversión especializados para hacer crecer proyectos.

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    Cambio climático y salud: efectos y vías de mitigación

    Cambio climático y salud: efectos y vías de mitigación

    Comisión Salud

    Hora
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    Resumen de actividades

    Hora
    Data

    11-11-2019

    El pasado lunes 11 de noviembre, la comisión de Salud de la Societat Econòmica Barcelonesa d’Amics del País organizó el #debatAmicsdelPaís ‘Cambio climático y salud: efectos y vías de mitigación’ con la física Olga Alcaraz, coordinadora del Grupo sobre Gobernanza del Cambio Climático (GGCC) de la UPC. Durante su intervención, alertó de los impactos del…

    Desde la época preindustrial, la temperatura media en la superficie de la Tierra ha aumentado un 1ºC, un incremento del 7%. Pero este calentamiento no ha sido homogéneo en todo el planeta, sino que en el Ártico, por ejemplo, donde el efecto invernadero se está intensificando más, la temperatura ha aumentado 3ºC, lo que provoca que el ecosistema esté claramente en peligro. En cuanto a Catalunya, el aumento ha sido por encima de la media global, un grado y medio desde antes de la Revolución Industrial.

    Según el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), el 95% de las causas que provocan la intensificación del efecto invernadero, debido a un aumento de emisiones de gases invernadero en la atmósfera, se deben a la actividad humana: la generación de energía proveniente de combustibles fósiles, la deforestación, la ganadería y la agricultura intensiva. En este sentido, la física Olga Alcaraz apuntó hacia un replanteamiento del modelo energético y del modelo agroalimentario. ‘Tenemos que avanzar hacia la electrificación del planeta, donde el 77% de la energía eléctrica se consiga con renovables en 2050, y reducir drásticamente el desperdicio de alimentos – actualmente un tercio de la producción alimentaria se tira‘, afirmó.

    Si no conseguimos estabilizar la temperatura a 2 grados respecto a la época preindustrial, los impactos económicos debido a los efectos del cambio climático serán cada vez más elevados, incluso inasumibles en algunas regiones del planeta‘, alertó Olga Alcaraz. El aumento del nivel del mar, la desaparición de ecosistemas enteros que configuran la vida económica y social de la gente del territorio, la reducción de la producción de cereales, inundaciones, sequías y restricciones al agua potable comportarán un aumento de la malnutrición, un incremento de las enfermedades mentales debido al estrés, mortalidad prematura debido a problemas cardiovasculares, migraciones y desplazados climáticos.

    En la región del sur de Europa, los efectos del calentamiento global serán superiores a los de la media de países europeos. La desertización de grandes superficies, la transformación de la línea de la costa, inundaciones e incendios forestales tendrán graves consecuencias sobre la vida económica y la salud de la población.

    ‘Los costes económicos de reparar los efectos del cambio climático serán más elevados que las inversiones necesarias para estabilizar la temperatura global’ alertó Olga Alcaraz. En este sentido, afirmó que en 2050 tenemos que haber conseguido la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero. Pero para ello, la profesora puntualizó que, por una cuestión de derecho al desarrollo y de justicia climática, la reducción de emisiones deberá ser más elevada en los países desarrollados, ya que históricamente son los que más han contaminado, y éstos deberán dotar de financiación a los países en vías de desarrollo para que también puedan alcanzar los objetivos climáticos.

    Todavía es posible estabilizar el cambio climático pero es imprescindible voluntad y acción política‘ para avanzar hacia un nuevo modelo energético menos carbonizado y más eficiente, un modelo agroalimentario más sostenible y que garantice la soberanía alimentaria; y un modelo de desarrollo económico que ponga el foco en las necesidades y la dignidad humanas.

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    ‘El cerebro del líder’ | Debate Amics del País con el Dr. Ýlvaro Pascual-Leone

    ‘El cerebro del líder’ | Debate Amics del País con el Dr. Ýlvaro Pascual-Leone

    Comisión Salud

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    Resumen de actividades

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    04-11-2019

    El pasado lunes 4 de noviembre, la comisión Salud y Economía de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amics del País organizó el debat Amics del País ‘El cerebro del líder’ con el Dr. Álvaro Pascual-Leone, director científico del Barcelona Brain Health Initiative (BBHI) y neurólogo en el Hinda and Arthur Marcus Institute for Aging Research…

    El liderazgo es una cualidad humana. Todos somos líderes (en el trabajo, en la familia, con los amigos) y ‘todos tenemos la responsabilidad de ejercer un buen liderazgo’ afirmó el doctor. Según el IBM Report 2010, algunas de las cualidades más relevantes de un buen líder son la creatividad, la integridad y la influencia.

    Según diferentes experimentos, durante el proceso de aprendizaje, el cerebro experimenta un cambio plástico muy importante. Pero este cambio no se produce por el simple hecho de la repetición de una acción concreta, sino por la voluntad y el esfuerzo de la persona en aprender. Además, para que los conocimientos se consoliden, la neurobiología ha demostrado que hay que seguir una buena pauta de entrenamiento y una buena pauta de descanso. En este sentido, ‘un buen líder debe motivar y fomentar buenas pautas de descanso‘, sentenció Álvaro Pascual-Leone.

    El doctor también mencionó un estudio que se está llevando a cabo en Barcelona Brain Health Initiative, que parte de la hipótesis de que el 70% de la salud cerebral está determinada por el estilo de vida. Es decir, que para que el cerebro esté sano, es necesario que la plasticidad cerebral sea óptima en cada edad vital, y esto se puede lograr con buenas pautas de descanso, una buena alimentación, ejercicio físico, relaciones sociales adecuadas y un propósito vital.

    Otra característica del líder es la influencia en los demás. El investigador Giacomo Rizzolatti descubrió las neuronas espejo, que son las responsables que imitemos a las personas de nuestro entorno. Es por ello que todos influimos inevitablemente no sólo con lo que hacemos, sino también con lo que decimos. Por lo tanto, ‘un buen líder debe guiar con el ejemplo y debe generar expectativas‘. Pero el doctor también alertó del ‘Efecto Costumbre‘ que obliga a los líderes a innovar y generar sorpresa para mantener la atención de las personas.

    Finalmente, el doctor Álvaro Pascual-Leone quiso enfatizar en el factor humanista de un buen líder. Según diferentes estudios, ‘el sentimiento de soledad puede incrementar las posibilidades de morir en un 26%‘ afirmó Pascual-Leone. La salud cerebral disminuye con la soledad. Y uno de los factores que hace reducir la sensación de soledad es el contacto físico. Es por ello que el doctor reclamó un liderazgo de proximidad, de contacto, de empatía. Y por eso ‘hay que educar para un humanismo nuevo, que incluye estar en el mundo y comportarse con humanidad’.

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    Entrevista al Dr. Manel Esteller

    Entrevista al Dr. Manel Esteller

    Comisión Salud

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    Entrevistas

    Hora
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    26-02-2019

    Conversamos con el Dr. Manel Esteller, Director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer en el IDIBELL y Director del Institut de Recerca contra la Leucemia Josep Carreras, sobre la situación de la investigación en nuestro país.

    Como investigador catalán con una importante trayectoria internacional, como sitúa usted Cataluña y España en el mapa mundial en cuanto a la investigación?

    La investigación que se hace tanto en este país tiene una calidad superior a la que debería tener teniendo en cuenta los recursos que se destinan a ella, debido a la excelente formación y a la existencia de una larga tradición de buena investigación en ciertas áreas, como por ejemplo en la biomedicina. Además, hay que añadir que en Cataluña ha habido una clara apuesta, dentro de los estrechos marcos competenciales y financieros, para continuar apoyando la investigación.

    En el #debatAmicsdelPaís en el que participó, dijo que Cataluña necesita mejorar en transferencia de conocimiento. ¿Qué medidas cree que deberían implementarse para solucionar esta situación?

    Claramente, necesitamos mejorar la formación de profesionales de la transferencia del conocimiento. Del mismo modo que exigimos a nuestros investigadores un buen currículum y unos buenos planes de futuro, tenemos que pedir ese mismo grado de solvencia profesional a aquellos profesionales que deberán acompañar y apoyar la transformación de conocimiento en riqueza. Además, hay que aumentar el tejido industrial del país.

    Tal y como afirmó en el # debatAmicsdelPaís el pasado diciembre, gracias a la investigación el cáncer puede convertirse en una enfermedad crónica. ¿La sociedad es consciente de la importancia de la ciencia y la investigación para el progreso del país?

    Los médicos y los científicos están muy bien valorados por la sociedad en las encuestas de opinión. La clave de la cuestión es que hay que convencer a los políticos y gestores públicos que la investigación es un activo para un país avanzado.

    ¿Qué medidas cree que se deben impulsar para incrementar el interés y la vocación de los futuros investigadores?

    No podemos perder ningún talento por motivos económicos. Debemos protegerlos con contratos de formación en etapas tempranas. Y posteriormente, poner a disposición, de aquellos que hayan demostrado su valía, los medios necesarios para que puedan desarrollar sus ideas.

    ¿Cree que una ley de mecenazgo inspirada en la ley francesa sería un impulso para la financiación de la investigación?

    Sería un buen comienzo. Debemos aflorar dinero negro o dinero invisible dándole una salida ventajosa a nivel fiscal que sirva para incrementar los recursos de una sociedad que queremos que sea del conocimiento.

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